viernes, 10 de mayo de 2013

Del 25A al 9M


Nuestros intereses como parte perjudicada en la privatización de la universidad Pública no pasan por la asunción pasiva de esta situación. Nosotros somos esos estudiantes a los que nos cuesta pagar las tasas, los que no recibimos becas, los que vemos como despiden a los trabajadores encargados de mantener en buenas condiciones la facultad, los que ven a sus compañeros literalmente expulsados de la universidad (algunos a un año de finalizar la carrera) por no poder abonar la matrícula. Somos los que compaginamos los estudios con el trabajo (aunque los planes de asistencia obligatoria lo dificulten), los que nos hacemos la comida en casa todas las noches para ahorrar, a los que no no salen las cuentas. Somos los hijos de la clase obrera.

Aunque existen modos de organización de la sociedad que permitirían la equidad social, la libertad real y la emancipación del Pueblo, existe otra clase social con intereses antagónicos a los nuestros que siempre, para poder vivir por encima de nuestras posibilidades, utilizarán todos los medios a su alcance para continuar con la actual situación de desigualdad y explotación.

Por eso nos organizamos para la lucha y la defensa de nuestros intereses. Hacemos huelgas que impidan el normal funcionamiento de la vida académica, para la defensa de nuestros derechos y elevar nuestro nivel de organización y conciencia. Durante un día cerramos las puertas para poder abrirlas para todos, no de forma sentimentalista sino política en forma de acumulación de fuerzas, para recordarles a los que “van ganando en la lucha de clases” que sin nosotros, sin los trabajadores y los estudiantes, no son nada.

Las fuerzas de seguridad del Estado respondiendo a los intereses de la minoría explotadora han entrado en el campus de Somosaguas el pasado 25 de abril para detener la huelga estudiantil que si bien era coactiva no presentaba ninguna peligrosidad hacia las personas allí presentes ni las que estaban fuera. Tendríamos que desmentir una cantidad de calumnias vertidas que nos llevarían horas. No nos dejemos engañar en un momento importante de agudización de las contradicciones donde la represión por parte del Estado es cada día mayor porque lo que aquí importa es que el 25 de abril el Gobierno y sus perros represores, el rector de la UCM y el decano de la Facultad de Ciencias Politicas y Sociologia con la colaboración de sus equipos han impedido una huelga estudiantil.





Los estudiantes allí reunidos tuvimos que presenciar un episodio desolador que asienta un precedente para la Comunidad Educativa: la imposibilidad de ir a la huelga cuando es la asamblea de base quien convoca. No bastaba con que las políticas de privatización nos estuvieran expulsando gracias a un filtro económico impuesto por los diferentes gobiernos sino que a José Carrillo Menéndez no le tembló la mano a la hora de enviar 18 furgones con antidisturbios para sacarnos a empujones de la facultad, detener a 11 compañeros y compañeras y ahogándonos con multas que aún no sabemos cómo pagar.


Pero no han conseguido su objetivo. Ni nos amedrentaron ni nos amedrentarán. El 8 de mayo, nos encerramos de nuevo en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología porque no nos van a parar. Fueron 11 los compañeros que se vieron perjudicados por luchar pero aún así estaremos presentes en las luchas que favorezcan la Educación Pública (las convoquen los sindicatos o las asambleas de base) a diferencia de aquellos profesores y alumnos que poniéndose la camiseta verde luego disculpan prácticas colaboradoras de sistemas represivos. Ademas, para demostrar que no tenemos miedo y que su represión no nos callara el día 9 los estudiantes volvemos a hacer huelga y a salir a las calles a pedir una educación publica de calidad. 


Los CJC exigimos la dimisión de Rectorado, la dimisión de Decanato y la dimisión de la Delegación de Gobierno por ser cómplices sin matices de las detenciones de estudiantes que ejercian su derecho a huelga.



Basta de colaboracionismos ciegos. Basta de represión.


¡Absolución para los compañeros detenidos!
¡Viva la lucha de la juventud combativa!

lunes, 15 de abril de 2013

En apoyo a la huelga indefinida de las y los trabajadores de la limpieza.


Las y los trabajadores que integran la plantilla de la empresa encargada de la limpieza del campus de Somosaguas han decidido en asamblea iniciar una huelga indefinida a partir del día 15 de abril, lunes, por la decisión de la empresa de rebajar su salario y aumentar las horas laborales. 

Mediante la reducción de la plantilla, el recorte de doscientos euros al salario, y el aumento de una hora de jornada laboral, la empresa busca incrementar sus beneficios aumentando la explotación sobre sus empleadas y empleados. Estos ataques se enmarcan dentro de la estrategia empresarial recortes, despidos, bajada de salarios, perdida de calidad… que viene sufriendo la educación pública y sus trabajadores en los últimos años, y que repercuten directamente en el estudiantado.

            Es por tanto también un deber para el estudiantado apoyar su huelga y demostrar que su labor en la universidad es imprescindible, que sin ellas y ellos la universidad no se mantiene limpia y no funciona. Y por lo tanto, nuestro apoyo activo es fundamental para la defensa de unas condiciones de trabajo dignas.

Desde los Colectivos de Jóvenes Comunistas de Somosaguas mostramos nuestro total apoyo a las y los trabajadores de la limpieza y denunciamos estas medidas tan ruines que utiliza el capital para salvar su crisis. Asimismo, creemos que el camino que han tomado es el adecuado, y que éste debe enlazarse con otras luchas (las de los estudiantes, del resto de la clase trabajadora…), con unos objetivos comunes que busquen confrontar con la raíz del problema: la división de la sociedad en explotadores y explotados. Sólo si enviamos al sistema que se sustenta en esta explotación, el capitalismo, al estercolero de la historia, estaremos en condiciones de construir una universidad y una sociedad al servicio de la clase trabajadora y sus hijas e hijos. 

¡Nada se conseguirá sin lucha y sin unir a las y los trabajadores!
¡No más explotación!
¡Obreros y estudiantes unidos y adelante!

lunes, 11 de marzo de 2013

HUELGA ESTUDIANTIL DEL 14 DE MARZO




El estudiantado en el campus de Somosaguas ya se está preparando para la jornada de huelga que nos espera a la vuelta de la esquina. Esta fecha viene acordada desde el pasado Encuentro Social de la Educación que tuvo lugar en Barcelona, en el que se llegó al acuerdo de utilizar la fecha para desarrollar una movilización estudiantil a nivel estatal, que se ha materializado (en Madrid y otras partes del Estado) en la convocatoria de huelgas por buena parte de las asambleas de base que trabajan en las universidades de la  Comunidad de Madrid. 

En nuestro campus es posible observar la determinación que hemos tomado las y los estudiantes en cuanto a la necesidad de una lucha sostenida y organizada para defender el derecho innegociable de la educación.  No en vano, desde el comienzo del año escolar, las y los estudiantes de Somosaguas hemos vivido en nuestras carnes un aluvión constante de golpes contra los servicios básicos que ofrecía nuestro campus, siendo junto con las y los trabajadores de los centros, víctimas de la maniobra destructiva que busca la total degradación de la educación pública y cierra las puertas de las universidades a los hijos de la clase trabajadora. Esta maniobra, aún encabezada por el Gobierno, responde a los intereses objetivos de la clase dominante, la burguesía española, de la mano de los grandes grupos banqueros e industriales europeos, que en la Unión Europea tienen a su brazo ejecutor. El estudiante y el trabajador ven cada vez más claro cómo los equipos de gestión de los centros, al igual que las Fuerzas y Cuerpos de Represión, son la punta de lanza de un aparato de dominación con la única preocupación puesta en acumular más beneficios, sin importar cuantas “víctimas colaterales” en forma de facultades clausuradas, trabajadores despedidos y jóvenes en la calle queden por el camino.

En nuestro entorno estos ataques continuos pueden observarse individualmente: comencemos pues, por los recortes que ha realizado la EMT en el transporte hacia el campus. La mayoría de estudiantes y trabajadores de las universidades públicas dependen de sendas líneas de autobuses que se dirigen hacia Somosaguas, y la reducción de vehículos hasta el mínimo ha provocado que colas descomunales para ir y venir del campus se hayan convertido en una realidad diaria, que se hace especialmente sangrante si consideramos como esto puede afectar a trabajadores, que ven cada día como se descomponen sus condiciones de trabajo en los centros y dependen económicamente de esas horas de trabajo que realizan;  e incluso a los propios estudiantes, que tras la astronómica subida de han visto como sus horas lectivas se han convertido prácticamente en “artículos de lujo” que no pueden desperdiciar por no poder llegar a tiempo. 

Y, ¿qué nos encontramos en la facultad tras un cuarto de hora de cola para poder llegar?  Pues, entre otras cosas, con que una de las conquistas más importantes que había logrado el estudiantado en nuestra universidad, la gratuidad absoluta de las fotocopias (esencial para el óptimo desarrollo de la actividad estudiantil) ha sido cercenada por el equipo de dirección. Primero, la Escuela de Trabajo Social, en precaria situación económica, decide negar a su alumnado el derecho a imprimir. A continuación, tras considerar el equipo de gestión que ese  penoso “apartheid” no era suficiente golpe para las y los estudiantes, decide imponer un límite de impresiones gratuitas de 200 folios anuales,  cantidad que cualquier persona calificaría de minucia insignificante. La situación se vuelve más dramática cuando no se trata únicamente de jóvenes estudiantes hijos de la clase trabajadora que se ven obligados a aportar cada vez más dinero de sus bolsillos para poder formarse como trabajadores, sino que también se está viviendo una situación en la que los sucesivos despidos y rebajas enormes en el salario en nuestro centro como en otros se salda sin una respuesta contundente por parte de  trabajadores y estudiantes unidos y organizados. 

Nuestra pertenencia a la UCM hace que esta situación se torne más amarga. La terrible situación económica de la universidad, con su grave endeudamiento, ha sido dirigida por el rector con firme “mano de hierro”: pero no para “salvar” a la universidad y para sortear los obstáculos económicos, como mesiánicamente ha prometido en innumerables ocasiones, sino para convertirse en el adelantado del Gobierno en cada recorte y en cada despido. Su apuesta por gestionar la miseria y su total sumisión a los intereses gubernamentales y privados no le dejan al estudiantado y la clase trabajadora presente en la UCM otra opción que exigir al equipo rectoral su inmediata dimisión.


Esta situación está alumbrando cada vez más dos bandos antagónicos enfrentados sobre el campo de batalla que es la Educación pública. Asistimos al espectáculo digno del peor esperpento en el que el equipo de gestión de nuestra Facultad cierra filas en torno a la política de sabotaje contra la comunidad educativa. Aquí no hay “Tierra de Nadie” ni queda lugar para posturas intermedias: el carácter de la lucha por la educación pública, incrustada en el engranaje que conforma la lucha de clases, hace que ésta solo tenga dos resultados posibles dependiendo del bando que se erija como vencedor: o la absoluta destrucción de la educación pública y la imposibilidad del “hijo del obrero” de poder estudiar; o la liberación de los centros de estudio de su carácter alienante y reproductivo del orden social burgués, que solo puede lograrse con la transformación revolucionaria de toda la sociedad desde sus cimientos. Esto, que sonará para la mayoría de quiénes formamos la comunidad educativa como algo distante, lo está más aún si seguimos evitando la confrontación directa y la obligación de tomar como nuestros los centros de estudio; si seguimos apostando por la sumisión ante los equipos de gestión, el supuesto “posibilismo” de distintas reformas, la resignación ante los distintos ataques o la apatía ante la lucha y sus obstáculos cotidianos.


Por todo esto nos resulta comprensible ver como los estudiantes de Somosaguas somos cada vez más conscientes de nuestro importante papel en el guión de esta lucha, y con entusiasmo y determinación enfrentaremos esta jornada de huelga del jueves. Desde CJC en Somosaguas apostamos por que esta jornada sea un éxito y que sirva además de como experiencia, también como antecedente que permita cada vez al movimiento estudiantil adquirir una práctica más organizada y dotarse de herramientas de lucha más eficaces. Aunque nos gustaría que esta convocatoria se hubiera hecho extensiva al otro gran sector de la comunidad educativa: los trabajadores, representados por PAS y PDI; también es una ocasión para continuar tendiendo lazos de unión entre ambos sectores que nos permitan que nuestras luchas se desarrollen en sintonía. En anteriores ocasiones en que las huelgas han sido convocadas únicamente por los estudiantes se ha demostrado como incluso muchos trabajadores no solo se solidarizaban sino que activamente participaban en ellas, y viceversa. Deseamos que nuestro campus vuelva a ser ejemplo de esa fraternal unión entre trabajadores y estudiantes en la lucha por su futuro. 

Para terminar, volvemos a señalar que la división no se encuentra en salvar la educación pública o dejar que se derrumbe, sino en si queremos una educación al servicio de los intereses del capital o una educación al servicio de los intereses de la clase trabajadora y el pueblo, y ésta sólo puede ser garantizada por la superación del sistema capitalista y la instauración del socialismo-comunismo.

jueves, 31 de enero de 2013

LOS COLECTIVOS DE JÓVENES COMUNISTAS DE LA UCM ANTE LA CONVOCATORIA DE HUELGA EN LA UNIVERSIDAD.









A día 17 de Enero, la Mesa Sindical de la UCM (compuesta por CCOO, CSIF, CSIT-UP, SAP y UGT) registraba la convocatoria de una huelga para los días 30 y 31 de enero y 5, 6, 13 y 14 de Febrero, que afectará a toda la plantilla. El día 28, tras una nueva negociación con el Rectorado, la Mesa Sindical acuerda desconvocar los dos primeros días de huelga.

Desde los CJC saludamos positivamente esta convocatoria, que entendemos como necesaria ante la brutal pérdida de derechos laborales y calidad educativa que está sufriendo actualmente nuestra Universidad. Entendemos que el recorte de 8’5 millones de euros que el Rectorado pretende imponer a la plantilla, a través de unos presupuestos aprobados con “nocturnidad y alevosía” en plenas vacaciones de navidad (con el apoyo de todos los Decanos) supone una declaración de guerra contra trabajadores y estudiantes. Situándose además en un contexto de degradación absoluta de las condiciones de vida y trabajo de la clase obrera y el estudiantado, la huelga educativa, como método de respuesta más inmediato en defensa de nuestros intereses, se convierte más que en una opción, en una necesidad.

A pesar de ello, no podemos dejar de señalar algunas críticas a la propia convocatoria, como la unilateralidad por parte de las cúpulas sindicales a la hora de convocarla, así como el escaso (o nulo) trabajo previo de concienciación y organización entre el resto de la plantilla; los objetivos, meramente pactistas, de renegociación de unos presupuestos en cualquier caso agresivos; la escasa vinculación con las plantillas de las empresas subcontratadas, que suponen el sector más explotado de la universidad.

Celebramos que en base a la presión se haya conseguido arrancar al Rectorado determinados compromisos destinados a mejorar parcialmente las condiciones de trabajo de la plantilla[1]. No obstante, esto solo supone una conquista parcial, puesto que el dinero que se destine a esos fines irá en detrimento de otras partidas, con lo que el resultado sigue siendo una pérdida en la calidad de la universidad. Y no sólo eso, sino que el mantenimiento de los salarios sigue sin estar garantizado (tal y como se explica en el enlace). Opinamos que la lógica del “posibilismo” es perniciosa para cualquier lucha que se inicie con aspiración a triunfar, pues en el juego de la negociación te induce a asumir como tuyos los intereses del contrario, y a exigir sólo aquello que se podría acordar, y no aquello que corresponde por derecho. En este sentido, la desconvocatoria de días de huelga puede tornarse perniciosa, favoreciendo la desmovilización de la plantilla.

Entendemos que de no enmarcarse en una estrategia de lucha más amplia, que consiga englobar otras luchas particulares (desde la que mantienen actualmente los trabajadores de mantenimiento en Somosaguas, la que iniciará en breves el sector de la limpieza ante los inminentes despidos, la de trabajadores de librerías y reprografías…) y a éstas con la reivindicación de una transformación revolucionaria de la sociedad, cualquier lucha estará condenada en última instancia al fracaso. Es por ello que hacemos un llamamiento a todos los trabajadores a dotarse de estructuras organizativas que aseguren este avance: los Comités para la Unidad Obrera, que superen las divisiones sindicales y garanticen el avance en las conquistas de derechos.

Por nuestra parte, los CJC declaramos que pondremos todo nuestro empeño en organizarnos con el conjunto del estudiantado para apoyar estas batallas y todas aquellas que se den en el marco de la defensa de los intereses de estudiantes y trabajadores. Entendemos que la unidad entre ambos sectores es también un requisito para el avance en la lucha, que esperamos que se materialice en la inminente convocatoria de una nueva Huelga Educativa.

La organización y la lucha es el único camino hacia una educación al servicio de obreros y estudiantes, y hacia la única sociedad que puede garantizarla: el Socialismo.

¡Trabajadores y estudiantes unidos por la Huelga Educativa!


[1] http://ccoo-ucm.blogspot.com.es/2013/01/desconvocada-huelga-30-y-31-de-enero-en.html

viernes, 18 de enero de 2013

Ante la nueva oleada de ataques

Al regreso de las vacaciones de Navidad, las y los estudiantes de Somosaguas nos hemos encontrado con nuevos ataques a nuestros derechos: por un lado, la limitación del número de las impresiones, y por otro, el despido de los 19 trabajadores de mantenimiento. Esto supone un recorte más de los derechos y un ataque a la clase trabajadora impuestos por las autoridades académicas (Decanato y Rectorado respectivamente). 

Este año hemos tenido que hacer frente a una subida histórica de las tasas y las matrículas han pasado de los 700 euros a los 1.200 de media. Si tenemos en cuenta que el material obligatorio para superar una asignatura asciende a los 30 euros entre manuales y lecturas seleccionadas, señalamos que la limitación de impresiones para la entrega de trabajos y apuntes básicos significará una cuantía económica que sumar al ya desproporcionado precio que tenemos que pagar para acceder a universidad pública. Esta medida concreta, implantada de forma unilateral sin comunicación previa y aprovechando el periodo vacacional, supone un peligroso precedente en nuestra facultad en la destrucción de sus conquistas históricas. Alegando la mala utilización del servicio o el bajo presupuesto del que disponen, el decanato y el rectorado falsamente progresistas se ponen en consonancia con la argumentación gubernamental que disculpa los recortes de servicios y supone que de nuevo seamos nosotros, trabajadores y estudiantes, los que paguemos las consecuencias de la crisis capitalista. En este sentido, debemos denunciar el papel que están cumpliendo estas autoridades académicas como últimos responsables de la cadena de gestión a los que les toca aplicar el recorte, en beneficio último de las grandes empresas.

Desde los Colectivos de Jóvenes Comunistas venimos denunciando durante años todo el conjunto de medidas que, como esta, van destinadas a acabar con la educación pública tal y como la conocíamos, con el objetivo de que los capitalistas recuperen sus ganancias. Reduciendo en este caso un salario indirecto como es la educación (pues ésta es financiada con la riqueza que se obtiene en el proceso productivo gracias a las y los trabajadores) se nos conduce hacia una educación cada día más elitista hasta el punto de llegar a la expulsión de la mayoría de clase obrera de la universidad de aquí a unos años. 

Esta crisis la están pagando las trabajadoras de la limpieza (cuya situación será similar a los de mantenimiento en escasas semanas), las trabajadoras de reprografía (a las que se les plantea un ERE o incluso el cierre del servicio) o los trabajadores de mantenimiento despedidos porque la empresa ve reducidas sus ganancias debido a la crisis estructural del capitalismo. Cuando no se le puede dar salida a la anárquica y masiva producción estimada, la burguesía busca recuperar esta ganancia suprimiendo el peso del “Capital Variable”, en este caso las y los trabajadores. Fueron los grandes monopolios los que suprimieron por encima de sus posibilidades y ahora, como consecuencia más directa quieren enmendar su error despidiendo trabajadores, sobrecargando de trabajo por el mismo tiempo y el mismo salario al mismo número de personas (aumentando así la explotación), privatizando y mercantilizando la educación pública para que sirva de un nuevo mercado dónde los monopolios extraigan más beneficios para remontar su caída general por la crisis...

En este caso concreto, la expiración del acuerdo de la Universidad con la empresa que ejercía el servicio (en última instancia dependiente de la ACS de Florentino Pérez, muestra de entre quiénes se reparten las tartas de los servicios públicos) tiene la doble intención de recortar gastos para el funcionamiento de las instalaciones del campus por un lado, y hacer que esta siga funcionando de la misma manera con los mismos trabajadores por otra. Así se recorta en el servicio de la educación empeorando su calidad, suponiendo esto la pérdida del salario para estos trabajadores si la empresa no los recoloca, pero también la pérdida de un salario indirecto colectivo por parte de toda la clase obrera. Por otro lado, con el despido de los 19 trabajadores se sobrecarga el de unos 8 que vendrán puntualmente del Campus de Ciudad Universitaria, soportando la carga de que otrora realizaban sus compañeros. Cargar sobre 8 personas, a parte de sus obligaciones en Ciudad Universitaria, el trabajo de 19 se traduce en aumentar la explotación, o lo que es lo mismo, en aumentar el trabajo gratuito que estas personas realizan en el mismo tiempo y por el mismo salario. 

Son casos específicos pero extrapolables a la barbarie que vivimos en todos los sectores en todo el estado.


Para finalizar, desde los Colectivos de Jóvenes Comunistas, exigimos que se restituya íntegramente el derecho de impresión gratuita porque, aunque la asamblea de Somosaguas haya logrado (debido a una dinámica continuada y exitosa de lucha) un aumento de 500 copias por alumno, éste sigue siendo un parche y no podemos quedarnos únicamente en la reforma, al igual que no nos contentamos únicamente con los pequeños avances en otras materias, sino que buscamos la ejecución efectiva de los derechos para las mayorías estudiantiles y trabajadoras. Exigimos el derecho de impresión también para el estudiantado de Trabajo Social (que ya fue privado anteriormente de este derecho).
Por otro lado, exigimos que los 19 trabajadores de mantenimiento del Campus de Somosaguas recuperen su puesto de trabajo y que éste pase ahora bajo contratación de la Universidad garantizando ésta su estabilidad laboral y su salario. Entendemos que esta reivindicación es insuficiente por lo que llamamos a todos los trabajadores en lucha a que se organicen conformando los Comités para la Unidad Obrera. Esta lucha parcial es necesaria vencerla con formas de organización que aseguren la unidad del movimiento de trabajadores desde la base y esta victoria es necesaria obtenerla no para obtener una “mejores condiciones de explotación”, sino para avanzar en la acumulación de fuerzas para llevar a la construcción del Nuevo Poder político dirigido por la clase obrera. Sin este Nuevo Poder emanado de la clase obrera en alianza con los sectores populares cualquier reforma obtenida al calor de la lucha será sólo temporal y no podrá subvertir el orden de una sociedad injusta que se funda sobre la base de la explotación de empresarios y banqueros sobre la gran mayoría trabajadora. 

Manifestamos que pondremos todas nuestras energías en organizarnos con el conjunto del estudiantado y la clase trabajadora para dar las batallas que sean necesarias, por estos derechos y tantos otros, por una educación al servicio de estudiantes y trabajadores, y por la única sociedad que puede garantizarla: el socialismo. 


En cada centro de estudio: ¡Poner la Universidad al servicio de las hijas e hijos de la clase obrera!

En cada centro de trabajo: ¡Organizar los CUO y luchar por una nueva sociedad!

domingo, 11 de noviembre de 2012

Crónica de la huelga de 48h realizada en el Campus de Somosaguas



En el campus de Somosaguas esta semana anterior ha estado marcada por la agitación y la lucha que hemos llevado a cabo los estudiantes organizados, que no estamos dispuestos a permanecer sentados en clase mientras observamos como se desmantela al completo la Educación pública ante nuestros ojos. Esta intensa semana de lucha ha culminado en una huelga estudiantil de 48 horas los días 7 y 8 de noviembre, acompañada de un encierro durante los dos días en la facultad de Ciencias Políticas y Sociología.

Desde las asambleas presentes en nuestro campus se ha venido trabajando por hacer de esta fecha una movilización exitosa en la que, aparte de paralizarse totalmente la actividad del campus, se realizó una demostración de la firmeza que viene adoptando el estudiantado en lo que toca a la defensa de un derecho innegociable como lo es el tener una educación pública y gratuita. Creemos que, efectivamente, los jóvenes estudiantes de clase obrera y extracción popular somos cada día más conscientes de que el único camino en el que se puede aspirar a una victoria del estudiantado (y, por tanto, de toda la clase trabajadora en su conjunto) es el que pasa por una lucha continua y organizada, y por comprender que en la batalla por la educación pública no hay más que dos posturas, enfrentadas e irreconciliables: o se está con el grueso de estudiantes y los trabajadores de las universidades que queremos que no se entierre la educación pública; o se está con los sepultureros de ésta, es decir, con los empresarios y banqueros que junto a los órganos de poder e instituciones a su servicio pretenden convertir la educación en un negocio para ellos y un privilegio para nosotros. Como venimos denunciando desde hace tiempo con el lema de “Insumisión o Dimisión”, los equipos de dirección de los centros de estudio que decidan no declararse insumisos ante toda esta serie de medidas y decretos antiobreros y antipopulares del Gobierno están jugando el papel de enterradores de la educación pública al servicio de los empresarios y banqueros, pues los estudiantes y trabajadores que sufrimos en nuestras carnes esta política de guerra abierta a la educación pública sabemos que las “buenas apariencias” y las “loables intenciones” distan mucho de significar un compromiso real con estudiantes y trabajadores, como han demostrado entre otros el rector de nuestra universidad, totalmente plegado a quiénes pretenden acabar con la Universidad Complutense de Madrid.


Tras un trabajo de difusión y agitación en nuestro campus al inicio de la semana, comienza el encierro la noche del día 6 siendo unos 120-130 estudiantes. Al día siguiente se realizaron piquetes informativos en todas las entradas de las facultades del campus, consiguiendo modificar sustancialmente la normalidad universitaria dentro de las facultades. Mientras tanto, la mayoría de los estudiantes acudimos a situarnos en la carretera aledaña a nuestro campus para visibilizar el conflicto en el exterior del recinto. De ésta movilización los cuerpos represivos del Estado, en éste caso la Policía Nacional, se habían prevenido infiltrando a varios agentes de incógnito entre los estudiantes. Poco después de llegar los estudiantes al lugar, la Policía Nacional cargó contra nosotros de manera desmedida y brutal, aún estando dentro del campus (diluyéndose en el viento la declaración de nuestro rector de que no iba a permitir un hecho similar al ocurrido el pasado 22 de Mayo). En ese momento, valiéndose de los infiltrados, detienen a un compañero que estaba grabando la actuación policial. Sabemos que fue algo totalmente intencionado por su parte, prueba de ello es que en ese mismo momento uno de los policías infiltrados vociferó abiertamente que a partir de ahora quien ose grabarles en cualquier situación parecida será objeto de una especial represión. El compañero en cuestión fue liberado esa misma tarde, pero ha sido imputado con los cargos de desórdenes públicos y resistencia a la autoridad.

Con ese ambiente de miedo a la represión policial comenzó la segunda noche del encierro, en la cual casi se dobló la presencia de estudiantes, llegando a  contar con unas 200 personas aproximadamente. Desde esa misma tarde el equipo decanal se había puesto la misión de desconvocar la huelga, pero ante la rotunda negativa de los estudiantes, decide amenazar con utilizar a la policía para expulsarnos forzosamente de la facultad por la noche. Ante esta actitud amedrentadora y una amenaza de tal magnitud, los estudiantes organizados volvimos a responder con firmeza preparando aún más exhaustivamente la jornada de huelga del día siguiente.


Las amenazas finalmente no llegan a efectuarse y en la madrugada siguiente los estudiantes acudimos a cerrar todas las entradas del campus. Estos piquetes, a los que se iría sumando una cantidad cada vez mayor de estudiantes durante toda la mañana, estuvieron activos hasta el mediodía. A esta hora se reúnen todos los piquetes y se empieza a hacer agitación en las facultades del campus, especialmente en las clases en que se estuviera vulnerando el derecho a huelga. En general, consideramos que este segundo día de actividad tuvo un resultado realmente exitoso, habiendo conseguido cerrar materialmente todo el campus y pudiendo desconvocar varios exámenes que se habían puesto intencionadamente en esa fecha.


El éxito que ha tenido esta huelga estudiantil en el campus de Somosaguas es palpable e indiscutible. No sólo por el hecho objetivo de haber trastocado de manera contundente la normalidad académica en todas las facultades que hay dentro de nuestro campus, tanto el primer día como el segundo, pero especialmente este último; sino porque creemos también que esta semana de lucha ha supuesto un avance en la determinación que muestran los estudiantes de clase trabajadora a la hora de defender el derecho a una educación pública. Se ha demostrado la irrealidad en la que viven las posturas de neutralidad o de falso consenso entre intereses que son obviamente incompatibles, pues la realidad de la universidad está rasgada de arriba a abajo y es más evidente que nunca la existencia de esos dos intereses que son antagónicos e imposibles de conciliar. Los estudiantes de Somosaguas vemos esa realidad que se hace cada vez más patente a medida que se suceden decretos, leyes y recortes que van propinando golpes cada vez más contundentes a la educación pública. Los estudiantes de Somosaguas identificamos cada vez de manera más acertada cual es el camino a recorrer, y sabemos que al cierre de facultades o la privatización de las mismas solo es posible responder con la lucha. Los estudiantes de Somosaguas sabemos que el campus es nuestro, sabemos que los únicos necesarios para que la educación pública funcione son los estudiantes y los trabajadores, y actuaremos en consecuencia: uniendo nuestra lucha a la de los trabajadores dentro de la universidad sea cual sea su situación laboral, su puesto de trabajo o si trabajan directamente para la universidad o para una subcontrata. Los estudiantes de Somosaguas ya no tenemos miedo, y lucharemos contra aquellos que también desde dentro de la propia universidad ayudan a empresarios y banqueros a apoderarse de ella, aligerando a éstos el trabajo. Por todas estas razones, desde los CJC consideramos un rotundo éxito esta huelga estudiantil en Somosaguas, pero también consideramos que hay que continuar dando pasos en pro de la unidad de las luchas estudiantiles y de trabajadores dentro de la universidad, hasta convertir políticamente a la comunidad educativa en una síntesis efectiva que pueda llevar a cabo una lucha más contundente, más continuada y más visible en los centros de estudio, y que pueda también servir de apoyo a las luchas que lleva a cabo diariamente la clase trabajadora en todos los ámbitos de la producción, cuyas contradicciones también se van agudizando cada vez más brutalmente. Los CJC tenemos claro que solo mediante la lucha y la resistencia férrea lograremos detener a quiénes pretenden que los hijos e hijas de los trabajadores no puedan disfrutar de una formación académica y además convertir las facultades en academias privilegiadas para empresas ávidas de mano de obra a la que explotar. Para ello hemos de ponernos como objetivo el arrancarles la educación de sus garras y devolverla a las manos de trabajadores y estudiantes, para que con su gestión directa se siembre en los centros de estudio la semilla de una sociedad nueva.


- CJC Somosaguas -